Exceso de posmodernidad
Tarde o temprano la posmodernidad y el relativismo cultural iban a llegar a esto. No vale el mérito o el estudio, sino tu carta natal.
Sin dudas quien escribió el tweet adscribe como soldado a la modernidad y la racionalidad heredada del Iluminismo nacido y criado en 1700’s, desarrollado en 1800’s y asentado, luego criticado hasta el hartazgo, en 1900's.
Pero sin ser sumamente racionalista podemos criticar este movimiento novedoso. El mérito y la idoneidad están dando paso sea al amiguismo, sea a artes alternativas, o mismo al reparto de las suertes para definir el futuro. No dudo que algunos lugares pregunten por la carta natal sólo para quedar como lugares interesantes, dejando una huella en la memoria de la otra persona, en una muestra patética de nuestra era.
Tarde o temprano, la caída de Dios que Nietzsche vio en El Anticristo lleva a las personas a generarse un reemplazo. Lo hemos visto en el siglo XX: primero, las revoluciones comunistas y su fe igualitaria; luego, los fascismos con cumbre en el nazismo que venía a salvarnos de los impuros; a su derrumbre, y sobre toda la sangre y dolor causados, se hizo un consenso nuevo, de los Derechos Humanos; en base a esto, en Occidente y sus satélites se daba un nuevo impulso al racionalismo y el capitalismo. La cultura pop iniciada en los 50’s y refinada en los 60’s abrió las vías para la deificación del consumo por el consumo mismo que vimos en 1990’s y 2000’s. Ahora, desde 2010’s, estamos atrapados en las redes de la tecnología y sus avatares, algo ya pronosticado desde la etapa anterior en alguna obra. Hasta en la moneda.
Hemos tirado y reemplazado las deidades como sedientos de una pasión irrefrenable, de algo que perdimos en Occidente. Mientras, en otros territorios, siguen pensando en siglos mientras dan ataques suicidas y esa fuerza brutal genera que puedan doblegar al ejército más temido; mientras otra civilización cercana se relame con el caos general y los avatares psicológicos nuestros…
Esta crítica sonará extraña, desde quien escribe y cree en la astrología. Pero, opino: uno puede creer lo que desee en su vida privada, y al mismo tiempo debe tener la claridad de observar, interpretar y comunicar fielmente lo que ve transcurrir frente a sí. Eso enaltece a la persona. Caso contrario se vuelve un idiota o propagandista vacío de su fe personal, algo que no me interesa ser.
Algo que une a trends tan dispares que veo desarrollarse en el mundo, como resurgimiento del radicalismo islámico, a la polarización política general, el establecimiento de la psicología en Asia (que recién ahora se saca el prejuicio de ‘visitar un profesional de salud mental es igual a estar demente sin remedio’)y la astrología con fuerza renovada en varios países occidentales es que todo lo mencionado genera una explicación del mundo no racionalista. Y es necesario que exista. Los humanos no somos racionales, nunca lo fuimos. ¿Cuántas veces pedimos a alguna amiga que deje a tal o cual idiota que sólo la trata como un depósito de semen? ¿Cuántas veces hacemos algún gesto mágico, como los cuernitos con la mano cuando un rival está por ejecutar un tiro penal en el fútbol? ¿O levantarse de la cama tocando el suelo con el pie derecho sí o sí? Siempre existió, aún en épocas de predominio racionalista, como un resabio de algo que debía extirparse; una aceptable dosis de misticismo para calmar a idiotas, nada más. Pero ahora veo resurgiendo la verdad: somos irracionales y racionales en muchos aspectos. Debemos hacer coexistir ambas facetas, integrar ambas explicaciones de nuestras experiencias, y veremos qué sale.
En fin, qué esperar de esta civilización.