Con actualización
Estuve en la UCR y luego el PRO gracias a Diego Goitía, un dirigente hijo de desaparecidos que estuvo en ambos espacios y yo sencillamente lo seguía. El tipo siempre me pareció honesto y digno. Quizá por ello nunca llegó muy lejos. Mantengo mi respeto a él hasta que haya pruebas sólidas en contrario. El tiempo que estuve fue breve: en la UCR estuve en 4to y en PRO cuando estuve en 5to, post-partida de mi hermano. Nunca me afilié a ninguno de estos partidos.
Terminé mi vínculo cuando, en el PRO, Diego me acercó una idea que acepté de trabajar adentro de un programa de reciclado del gobierno. Se ganaba unos buenos mangos diarios. Acepté y dejé a los dos días, debido a que odiaba trabajar (como siempre). Ni cuatro horas hablando pavadas con la gente soporto, soy increíble. Eventualmente Diego perdió el ‘cupo’ de mi trabajo debido a que lo dejé de modo intempestivo. Lo lamento, pero mi mente quebrada no supo ayudarlo. Desde ya, aclaro no cobré el dinero que me correspondía, no lo creí decente.
Luego, hablamos una vez, dos años después creo. Le comenté mis problemas familiares y mentales brevemente, se compadeció y entendió hasta donde pudo. Su padre le fue arrebatado, y por ende su sentimiento hacia eso es distinto que el mío, habiéndolo sufrido. Lo entiendo. Yo entiendo mucho, pero a mí me entienden poco, lamento ver.
Por varios años, estuve mirando. Seguí con cierta atención al Partido Liberal Libertario en su momento, luego al PRO, al cual siempre podía volver de última, al movimiento de Espert en 2019 y finalmente me afilié a Republicanos Unidos a fines de 2020. En Julio 2021, abandoné ese lugar ante la evidente traición de los ideales fundacionales de gran parte de la dirigencia y volví a ser una persona libre.
Aclarar que mi curiosidad me estimuló a conversar siempre con todo tipo de personas: no sólo derechistas, sino comunistas de universidad, kirchneristas y en especial al típico progresismo urbano (por cantidad de gente con la que me rodeo, claro está). De hecho, mi amiga Victoria estaba en Libres del Sur y allí husmee un poco. También, en 2018, estuve conversando con gente de Birra Debate (o algo así). El que más me impresionaba era Ignacio Tesón, un liberal neto, si bien el resto de la gente me parecía agradable en lineas generales. Nada que objetar como seres humanos o qué de Neira, de Ignacio, de Delfina, de Ariel, o de los demás concurrentes. Sí el desacuerdo ideológico, quizá insalvable, para nuestro bienestar diría.
Actualización al 07/02/2022: Sigo ideológicamente al centro o centroderecha en varios aspectos, como la economía, en la izquierda en otros (creo en la necesidad de un reparto de tierras para quien no la posee, ya no hay otra solución; y cuestiones sociales como aborto o derechos de minorías sexuales ya que soy de una, duh) y la re derecha en otros (pegarles un tiro a violadores, o a quien tortura de puro gusto a las mascotas; son seres con los cuales no se puede conversar ya que con sus acciones niegan la base de la civilización compartida).
Desde ya, no tengo agrupación alguna. Me interesa cero la idea de una estructura cerrada, aburrida, dirigida por alguien que baja ordenes y uno debe seguirlas para, quizás, acceder por padrinazgo a un puesto público. Esa dinámica que siguen los grandes partidos me harta. Tampoco quiero ser parte de la administración pública, por ende no tiene sentido ingresar en esa red.
Si bien sigo en Ciencia Política, lo hago por curiosidad del mundo en el cual vivo, y porque se me ha hecho accesible la promoción de las materias. En otro caso seguro la hubiese dejado.
Actualización al 06/03/2022: Actualmente mi interés es escaso por la temática, pero reflexioné sobre por qué participé donde lo hice, y siempre se limitó a una cuestión estética. En unos lugares hay camisas y en otros no, sencillo. Quizás tenga miles de coincidencias más con un peronista que con cualquiera de los partidos por los cuales pasé, pero mi ojo domina mi vida; así estamos, eh. Pero quizás deba ser, entonces, el diseñador dentro del caos, la rueda del coche. ¿Por qué no?