Con gusto agridulce
Hace días terminé de leer el libro del título y tengo unos comentarios.
Ya a mitad de camino noté algo que confirmé al leer la última página: no tiene mucha creatividad en los personajes. Son todos clase media urbana, fuman y/o venden porro, todo el mundo tiene vida sexual activa y pareja de cierta estabilidad, tienen trabajos precarios o no lo tienen, insinuando que son sostenidos por el grupo familiar de origen; su edad no sale de la franja etaria entre los 18 a 25 años… Todos cortados por la misma tijera, en fin. Pero si algo me dolió, es que no haya otakus. Por ejemplo; falta todo lo que no sea lo descrito arriba. Hay algún pobre decorativo, como un violador o un hijo de peones rurales que es co-protagónico de un relato. Si bien entiendo que por practicidad o por ignorancia de otras realidades es que la autora no escribió con personajes variados, con background cultural diverso (ni pido de otra clase socio-económica), me la bajó mucho esta cuestión.
En una crítica algo más estructural, los cuentos abusan del final anticlímático; están editados como para no enseñar el final ‘real’. Por caso, en ‘Creo que primero es el relámpago’ se suceden varias cosas en pocas páginas, a tal punto que termina de una manera tan repentina como inentendible. No llegás a generar empatía y mandás una sorpresa como relámpago, justamente. Entiendo habrá sido la idea, sin dudas, jugar con el título y la sorpresa final, pero la velocidad es tal que la gracia se vuelve un tajo. Este tipo de finales no no funciona muy bien, salvo en ‘Dientes de leche’.
Desde ya, tiene cosas muy buenas, como el particular uso del lenguaje, con giros no previsibles; esto insinúa, a mi juicio, una obra poética solvente y más que divertida si a la autora le interesase tal camino. También, tiene alguna que otra imagen curiosa para comparativas (véase el inicio de ‘Toda la gente sola’, esa reunión de halcones suena graciosa).
La obra la recomiendo para quien tenga interés en conocer una visión algo mainstream de la juventud de clase media actual; fluye rapidísimo y arranca un par de sonrisas incluso.
Mejor cuento: ‘Toda la gente sola’. Admito que me identifiqué por el mero hecho de transcurrir en un geriátrico en buena parte del escrito, plus está bien llevado todo.