— Mi hermano: adiós, dolores varios y primer tratamiento psicológico-psicoanalítico

Edo
3 min readMar 17, 2021

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El momento ‘donde se jodió el Perú’ de mi vida

No recuerdo el día exacto. No es cuestión de calendario. Pero si debo adjuntar un día donde se jodió todo, donde me rompí para siempre, aquí adjunto nota.

Mi hermano solía ir a casa de Mariana, su novia, y quedarse hasta pasada la medianoche. Yo lo esperaba viciando en Internet. No recuerdo mucho qué realizaba. Quizás mucho Worms y Warcraft 3, ya que me la pasaba en videojuegos en vez de hacer lo que me gusta ahora (revisar foros, ver anime). nada productivo, desde ya, sobrevivió a eso. Posta no recuerdo que hacía.

Ahora bien, esta situación donde yo debía esperar a mi hermano hasta la 1 o 2 de la mañana era despreciada por mis padres. Implicaba que debía dejarse la puerta sin traba, ya que él tenía llave, pero mis padres jodían con la inseguridad. Siempre temieron que se meta gente a la casa, no se por qué ni cómo. Tumbando la puerta, supongo. Esto es recuerrente en mi madre; de hecho hasta hoy me quedó la costumbre de cerrar con trabas la puerta. La traba iba a solucionar los problemas del universo, por lo visto.

Esta situación escaló dramáticamente muchas veces, y sirvió el camino a lo que fue el final del cuento.

Un día, mi hermano y mi madre discutieron acaloradamente en el recibidor de mi casa. Por primera vez, en el fin de semana, mis padres iban a cenar un asado (creo) en la casa de Mariana. Iban a conocerse las familias, etcétera. La gran situación. Pero, descubrimos varias cosas en el interín. Mi hermano, presuntamente, dejó de concurrir a su grupo parroquial. El hoy sacerdote Adrián Maccarone me lo confirmó en su momento, alguien que, con justicia, se hartó de mi indecisión en un momento. Entendible: siempre necesité un tratamiento mental. También descubrimos su abandono universitario. Y sus visitas furtivas con otra chica, Nadia. No recuerdo apellido de ella, creo nunca lo supe. En fin: ella estaba con otra,y no iba a casarse con Mariana. Pero no se animaba a aclarar la situación. Eventualmente, lo hizo. Mi madre lo obligó a decidirse.
Él se fue, y nunca más volvió a habitar esta casa.

Pero vale aclarar: él estaba llevándose ropa de antemano, a escondidas, en pequeñas tandas. Desconozco qué sucedió, pero varios días se llevó de todo hasta que finalmente se fue.

De hecho, luego, volvió dos veces, incluso con Nadia, pero siempre terminaba en problemas. Mi madre jamás aceptó la situación, especialmente por Mariana. O porque ella ‘perdió cara’ frente a mucha gente. Era amiga de la madre de Mariana, y a partir de ahí la perdió, lógicamente.
Por el momento, me abstengo de comentar qué sucedió conmigo en la parroquia luego de la partida de mi hermano; irá en otra sección.

Lo que sí debo comentar es el después: mi vida académica se cayó a pedazos (estaba en Cuarto Año de cinco, y me llevé hasta el banco, como 8 materias que debí promocionar en Febrero. Casi repito). Nunca más quise estudiar en verdad. Lo hice todo por inercia, para escapar de mi casa, para escapar de mi vida destruída.

Luego, mi madre cayó enferma gravemente. De golpe, una noche, le empezó a salir sangre de la nariz, y debimos llevarla con el señor de la farmacia, Daniel, al Hospital. Terminó en el Clínicas, enfrente a la Facultad de Medicina de UBA. Esa noche, un médico o enfermero estuvo suturándole la nariz por dentro para evitar que se muera, básicamente. Quedé muy traumado por ver algo así. En ese momento, si mi madre moría, era el fin. Con mi padre sólo bancando un negocio, estando deprimido (aún no diagnosticado, pero lo se ahora), sin saber qué hacer… Shit.

Se recuperó. Estuvo una semana internada, luego de mirar a la muerte a la cara. Sorprendente, sin dudas. No tiene secuelas de gravedad hasta el momento de la escritura de ésto.

En cuanto a mi primer tratamiento psicológico, sucedió cuando cursaba el 5to año de la Secundaria. Duró muy poco, no recuerdo siquiera el nombre de la psicóloga. No ayudó mucho, me parece. Pero fue el primer lugar donde supe que mi vida era una mierda y debía cambiar algo para evitar un choque espectacular. Salía llorando casi siempre, pensando cuán malo era todo.

Y aquí paramos.

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Me gusta dibujar ropa, analizar estrellas y comer rico.

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