Por qué un clásico es clásico

Edo
3 min readFeb 1, 2022

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Empecé a escribir este artículo con la celebración de cumpleaños de Lelouch, el protagonista de Code Geass, serie emitida entre 2006 y 2008. Pensé muchas cosas al mismo tiempo: ¿por qué celebramos el cumpleaños de un personaje, más si es de anime -considerando que es un dibujito? Quince años de emitido y recordamos a Lelouch, un personaje entre miles que uno ve circular cada año. Se me viene a la cabeza el fenómeno popular que sigue siendo Sheryl Nome, la protagonista de Macross Frontier. Han pasado cinco años, luego nueve, al poco diez años de emitida la serie y nos acordamos de ella — sobre todo en el fandom japonés.

Todo se concatena en indagar en la duda del título. ¿Qué hace a un clásico ser clásico, justamente? ¿Por qué la mayoría popular recordamos, de cientos de series emitidas en el año, tres o cuatro nomás?

Si es por calidad, olvidémonos. Guilty Crown es cuanto menos endeble a nivel argumental y su décimo aniversario fue un boom que resultó en nuevas versiones de música de EGOIST, la banda musical surgida en la serie; una cadena de tweets en homenaje por parte de los seiyuu y las cuentas oficiales de la serie y Studio WIT (el cual se desprendió de Production I.G luego del proyecto Guilty Crown). Me encanta, pero tampoco es un dechado de virtudes; hay que esforzarse por perdonar muchos huecos argumentales, sobre todo en el final.

¿Por tiempo transcurrido? Menos. Attack on Titan apenas terminó a inicios de año el manga y ya sabemos que será un clásico; varias obras de la época isabelina llegaron a nuestro tiempo pero sólo Shakespeare y Marlowe tienen obras consideradas ‘clásicas’.

¿Por el sostenimiento de una comunidad? Esa me parece una clave. Los libros religiosos tienen un respeto porque hace dos o tres milenios (en su mayoría) tienen una base de adherentes y/o fieles que perpetúan su carácter sagrado y logran que despierte interés al menos filosófico o intelectual en quienes no somos cultores de la fe. Los mitos griegos, si bien tenían carácter religioso, ahora se analizan como curiosidad o explicación de aquel mundo donde nacieron varios conceptos que hoy día seguimos utilizando. La comunidad que la sostiene cambió: antes eran los fieles, ahora los académicos y personas que gustan de educarse en el tema en todo el mundo. Pero sigue existiendo una comunidad determinada que jalona el texto, lo preserva, lo difunde y muestra la densidad de enseñanzas que puede dejarnos.

Radio Spica en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires. Todo museo es testimonio de conservación de aquello que otros amaron primero que uno.

Y en este último punto cierro, para no divagar tanto. La densidad de lo que nos deja como alimento intelectual o emocional es, quizá, lo que nos obliga incluso a entronar como ‘clásica’ a una obra determinada. El amor que recreamos dentro nuestro es inolvidable, por eso lo propagamos y logramos que otros amen lo mismo que nosotros, y ahí se forma esa comunidad que sostiene y nutre la obra para la posteridad. En definitiva, es el poder del amor lo que hace un clásico ser lo que es. Opinión.

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Me gusta dibujar ropa, analizar estrellas y comer rico.

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