Pero analicemos esto antes.
En episodios anteriores, estuve muy iracundo sobre el amor. Cuando algo me muestra su faceta de manera brutal, me sale la peor respuesta. También, más cerca en el tiempo, vi cómo mediante Evangelion, crecer es entender la naturaleza de nuestras relaciones, de nuestra historia personal y cómo se cruza con las historias ajenas, que son complemento en realidad. Como en astrología, la casa 1 (expresión del Yo, autoestima, cuerpo físico, Aries) es opuesta pero complementaria de la casa 7 (todo lo que no es el Yo pero hace al Yo: la pareja/matrimonio, sociedades, enemigos, Libra). Siendo cada uno una expresión única de la vida, también somos complemento de los demás en varios aspectos: laboral, social, espiritual. ¿Cómo no vamos a sentir una necesidad de ir hacia otra persona, de entregarnos a la vida ajena? La expresión que más me costó entender, es la más común: la vida en pareja. Siempre tuve como ejemplos malas relaciones de pareja, por ende me costó entender qué belleza puede residir ahí más que la cuestión reproductiva de la especie, el tener sexo fijo con alguien, un matrimonio para facilitar la Seguridad Social en la ancianidad o darle un pasaporte de Unión Europea para esa persona que querés.
Vamos a un breve recuento histórico y cultural. La Biblia es muy interesante en la descripción primaria del matrimonio: ‘Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser” — Génesis 2: 24.’
Se da a entender que conocer a alguien por la cual dejás todo atrás es amor. Mejor dicho: que la separación del núcleo de origen para crear un nuevo núcleo es fundamental al fin de la felicidad (que en la Biblia es ‘el plan de Dios y su seguimiento’).
En astrología, hay una rama llamada astrología electiva. Se elige el momento determinado para que inicie un emprendimiento, compañía comercial, o principalmente usada en matrimonios. Más info aquí. Se establece entonces una carta natal propia del matrimonio, que debe complementarse con las cartas natales de ambos cónyuges. Y te la quedás, esperemos, para siempre (nadie se casa esperando divorciarse, imagino). Estás creando una nueva carta para vos, una segunda carta, un nuevo nacimiento.
Tanto la religión como la astrología, con sus milenios encima, entienden la importancia de casarse. Hoy en día es ‘bueno, nos queremos, convivimos hace dos años y deseamos hacer una fiesta; hagamos un casamiento, entonces’. Hay más atrás de ello.
Literalmente, la vida es así: tenés 28 años, conocés a alguien random, estás de novio, te casás, todo. Y por esa persona dejás algo de lado a tu familia, a esa gente que te crió, que te conoce desde bebé; dejás también amistades de décadas a un costado. Ese ‘hermano de la vida’ tendrá menos tiempo para vos, ya que ahora de 7 días de la semana, mínimo 5 serán cenar o ver Netflix comiendo frutos secos con esa persona con la cual estás en pareja. Debe transformarse ese amor de familia, de amistad, o quedar como un recuerdo.
Para mí, quien la entendió muy en claro es Gustavo Cerati. Adjunto el video oficial de ‘Adiós’. Se ve una pareja que, de adolescente, era ilusión, besos, esperanza en las miradas. Se casan, luego pasa la vida y ahora ‘son parte de una lluvia lejos’, gran imagen para mostrar la dispersión y lejanía de los dos. Pero vamos a la parte que me interesa:
‘Separarse de la especie/por algo superior/no es soberbia, es amor.’
Dejar de costado a los demás no es necesariamente egoísta, una negación de las demás personas. Es parte de crecer. Amar es crecer. Ese amor, si es positivo, irradia luz y cariño a las demás relaciones. Me costó entenderlo. Pero gracias a mis amistades, viendo otras relaciones mucho más sanas que las que me marcaron en mi adolescencia, puedo entender que el amor saludable se irradia a padre, madre, hermanos, sobrinos, amistades, compañeros de trabajo, o de deportes… El estado emocional equilibrado gracias a un soporte firme es más amor para repartirle a quienes ya amabas hace tiempo.
Entenderlo todo puede costar una vida; me costó 29 años y dos meses. Pero voy avanzando.
Espero que mi viaje de entendimiento de la vida les sirva a ustedes también, y sobre todo que sean felices. Los quiero, los quiero para siempre -pero siempre es hoy. Por eso hay que renovar el amor constantemente. Díganse más ‘te quiero’.